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ELMO1 explica por qué los osteoclastos se vuelven más agresivos y producen una degradación ósea excesiva que elimina más hueso del que produce el cuerpo.
Científicos de la Universidad de Virginia (EEUU) han identificado la proteína citoplasmática ELMO1 como un elemento clave que puede abrir la puerta a nuevos tratamientos contra la osteoporosis. En concreto, funcionaría como un importante ‘nodo de señalización’ que regula la función de los osteoclastos, responsables de inducir la pérdida ósea que a menudo causa la osteoporosis.
Este descubrimiento ayuda a entender por qué estas células óseas especializadas que son los osteoclastos comienzan a descomponer más hueso del que reemplaza el cuerpo. Por ello, los investigadores consideran que esta vía tiene recorrido para más adelante prevenir o tratar la pérdida ósea.
Los resultados son fruto de un estudio publicado en Nature, en el que se pone de manifiesto –tal y como apuntan los propios autores– que “la degradación ósea y la subsiguiente reparación se ajustan mediante complejas interacciones entre las células que degradan el hueso, los osteoclastos y las que producen nueva matriz ósea”. Por tanto, “la eliminación simple de los osteoclastos no siempre es el mejor método para tratar la pérdida ósea patológica”.
El papel regulador de ELMO1
Aquí es donde juega su papel ELMO1, que desempeña la función de ‘nodo de señalización’ en los osteoclastos: regula su función en la degradación del hueso, pero no reduce el número de osteoclastos. Los investigadores subrayan que muchos de los genes y proteínas vinculados a ELMO1 se han asociado previamente con trastornos óseos y función de los osteoclastos.
Los osteoclastos son fundamentales para la salud ósea, ya que su función es una eliminación ósea que normalmente se da en la cantidad suficiente para estimular el crecimiento de hueso nuevo. El desequilibrio se produce cuando se vuelven demasiado agresivos –probablemente por factores genéticos– y eliminan más hueso del que produce el cuerpo, lo que se traduce en un debilitamiento de la densidad ósea.
Osteoporosis y artritis reumatoide
En base a este hallazgo, los autores han bloqueado ELMO1 y han podido así prevenir la pérdida ósea en ratones de laboratorio. De esta manera, al apuntar a esta proteína se puede tratar o prevenir la pérdida ósea en personas causada por la osteoporosis y la artritis reumatoide.
De paso, ayuda a entender por qué intentos anteriores de desarrollar tratamientos para la osteoporosis no llegaron a buen puerto. A su juicio, la estrategia habitual ha sido hasta la fecha intentar reducir el número de osteoclastos sin tener en cuenta que no solo eliminan el hueso, sino que también juegan un papel fundamental al alertar a otras células para que procedan al reemplazo óseo: en concreto, se necesitan factores derivados de los osteoclastos para atraer osteoblastos para la formación de hueso nuevo. Por ello, los investigadores consideran que apuntar a ELMO1 puede ser una mejor opción que combatir los osteoclastos.
Patologías con un gran impacto
El estudio resalta que ELMO1 contribuye a la zona de sellado de los osteoclastos en superficies similares a huesos y a la distribución de proteasas específicas de los osteoclastos. Asimismo, un péptido inhibidor de ELMO1 basado en estructura 3D reduce la resorción ósea en osteoclastos que se vuelven demasiado agresivos.
En definitiva, la investigación apunta nuevas vías para combatir tanto la osteoporosis como la artritis reumatoide, problemas que en la actualidad no cuentan con tratamientos plenamente efectivos. El impacto puede ser enorme si se tiene en cuenta que la osteoporosis afecta a más de 200 millones de personas en todo el mundo, y el nivel de riesgo aumenta con la edad. Además, la pérdida ósea es una característica de la artritis reumatoide, que afecta aproximadamente al 1 por ciento de la humanidad.
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